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Una visión refrescante sobre la creatividad
Posted by Leonel in Creatividad, Diseño, Ingeniería, Temas generales, Video on 29 August 2011
Hace poco volví a ver la emotiva charla que Elizabeth Gilbert dictó en Febrero de 2009 con ocasión del TED Global de ese año. La primera vez me sentí muy identificado – salvando las distancias ya que el éxito de ella como escritora es grandioso – porque también conozco esa emoción de impotencia que se apodera del que necesita urgentemente de una idea creativa y no la consigue.
Esta vez también noté el enfoque tan liberador que proporciona su visión, que puede entenderse, si se quiere, como una visión inocente, ingenua, llena de mitos y para nada racional o lógica. El punto de Elizabeth Gilbert es que no tenemos por qué ser genios y vivir constantemente la angustia de mantenernos a la altura de las expectativas que el estatus de “genio” genera, es mejor “tener un genio” un espíritu – o demonio – ajeno a cada uno que caprichosamente elige el momento para aparecerse con su don de una idea genial. De esta forma la persona queda en libertad de excusarse y culpar a su genio por no aparecerse cuando se le necesitaba y evitar que sus éxitos se le suban a la cabeza pues basta con considerar que no son propios sino del genio que los concedió.
Alguien podría decir que nada de eso tiene que ver con ingeniería y probablemente tendría razón, salvo por el hecho de que la creatividad es muy necesaria para los ingenieros y cuando falta también se pasan dificultades.
Y vaya que hay quienes a quienes “el genio” se les ha subido a la cabeza y otros a quienes esa obsesión por siempre no estar a la altura (de sus éxitos anteriores) les impide arriesgarse en nuevas empresas.
Pero Gilbert no acusa a nadie de nada, no entra en polémicas ni hace reclamos, al contrario, parte de su propia experiencia y con una sinceridad que toca el alma, expone cándidamente la tragedia del éxito en los genios creativos.
Los invito a verla, dura 19 minutos y medio y está subtitulada en inglés y en español.
El departamento de Ingeniería Simple
Posted by Leonel in Ingeniería, Interfaz de Usuario, Sociedad, Temas generales, Trabajo en equipo, Usabilidad, Video on 14 August 2010
Descubrí el sitio de TED (www.ted.com) y su excelente contenido de videos hasta hace poco, unos meses apenas. Se trata de una impresionante colección de charlas cortas, de menos de 18 minutos la mayoría, sobre temas variados, planteados de forma accesible y dictadas por personas exitosas de todos los ámbitos: deportivo, científico, social, empresarial, académico, cultural, industrial, educativo, etc.
Las charlas están organizadas por categorías lo cual facilita localizar los temas que a uno le puedan interesar. La categoría de ingeniería cuenta con 21 charlas al momento de escribir esta entrada, entre ellas una particularmente divertida y llena de sentido común, con una llamada a la acción, de Rory Sutherland: “Sweat the small stuff” título que hace referencia al dicho común norteamericano “don’t sweat the small stuff” (“no sudes por las cosas pequeñas”) para decir que no hay que preocuparse demasiado por las cosas pequeñas, lo que Sutherland rebate diciendo que precisamente hay que tratar de encontrar esas cosas pequeñas que tienen un gran impacto, a las que nadie le pone atención bajo el supuesto equivocado de que para que se obtengan beneficios grandes se debe gastar una cantidad enorme de dinero.
En una gráfica donde el eje “x” representa el efecto de las cosas y el “y” el costo de ellas, Sutherland explica los cuatro cuadrantes resultantes. Arriba a la derecha están las cosas con grandes efectos y que cuestan mucho dinero, a las que llama “estrategia” y que son las que se supone que hacen los directivos y gerentes que ganan más dinero y tienen más presupuesto.
A la izquierda arriba están las cosas de poco impacto pero que cuestan mucho dinero, que arrancan risas de la concurrencia cuando Sutherland las llama “consultoría”. Lo “trivial” cae en el cuadrante de abajo a la izquierda pues no cuesta nada pero no tiene ningún efecto.
Abajo a la derecha están las cosas con muchísimo impacto pero sin costo, de las que usualmente nadie se ocupa porque erróneamente se piensa que hay que ocuparse de situaciones que requieran soluciones acorde al salario percibido y presupuesto disponible, de forma que si solucionar un problema no consume una cantidad significativa del presupuesto asignado entonces eso es un signo de que a eso no hay que ponerle atención.
Cosas como poner más sillas en los centros de atención al público, actualizar las noticias en el sitio Web de la organización, poner un rótulo adecuado que oriente a quienes visitan por primera vez una oficina, establecer un mecanismo sencillo, claro y conocido para obtener un nuevo bolígrafo, etc., etc.
Este cuadrante es tan poco atendido que Sutherland indica que no existe una palabra adecuada para referirse a él en inglés. Entre los comentarios de la charla se sugiere que “elegancia” podría ser lo más indicado o “simplicidad”. Las empresas deberían tener a alguien con mucho poder pero bajo presupuesto encargado de atender esas cuestiones, alguien a quien Sutherland llama el “director jefe de detalle”.
Una de las razones por las que me encanta esta charla es porque creo que el nombre correcto del cuadrante podría ser “ingeniería simple” y el encargado empresarial de este aspecto debería ser el “gerente de ingeniería simple”, aunque claro, lo del nombre es lo de menos, lo importante sería atender la idea.
La charla dura solo 12 minutos y 37 segundos, tiene subtítulos en español y en otros idiomas incluyendo inglés y definitivamente vale la pena verla.
¿Se ve mejor el mundo detrás de una lente? (I de II)
Posted by Leonel in Fotografía, Sociedad, Temas generales, Video on 22 January 2010
También tomé bastantes videos que después digitalicé ya que sólo dispongo de cámara de video que graba en cinta de 8mm, y coloqué algunos en YouTube.
Pero varios hechos concretos me hicieron preguntarme qué sentido tenía llevar esa afición al extremo.
Uno de ellos fue una hermosísima presentación de baile tradicional que nos ofrecieron en la Universidad de las Américas en Puebla, México, con ocasión de la clausura del congreso LA-Web 2006. Tomé algunas fotos y luego me di cuenta de que por estar tratando de sacar una buena foto me estaba perdiendo de vivir el momento y disfrutar el espectáculo. No tenía sentido. Guardé la cámara.
En otra ocasión, habíamos recibido una invitación del Ingenio Pantaleón – el ingenio azucarero más grande de Guatemala y probablemente de Centroamérica – para pasar un día en sus instalaciones. El tema era “un día con la academia” o algo similar, y asistíamos académicos de varias universidades.
Tomé algunas fotos de las instalaciones y del grupo. Ya casi al final de la visita, estábamos en un salón de conferencias y de repente entró un nutrido grupo de niños con sus uniformes escolares y una alegría y seguridad en el rostro que nos llenó a todos de emoción. Los flashes de las cámaras no se hicieron esperar. Entonces me di cuenta de algo más en relación a las cámaras: aunque pueden guardar una imagen no son capaces de capturar el momento y por ello es inútil querer utilizarlas para esto último. El momento hay que vivirlo, y entre más intenso se viva mejor quedará grabado en nuestra memoria.
De aquel momento particular recuerdo la excelente habilidad comunicativa de los niños, su chispa intelectual, su sentido cívico, político y democrático – se trataba del presidente y diversos funcionarios de los órganos de gobierno organizados y electos por los estudiantes de la escuela primaria que patrocina el ingenio – la seriedad y responsabilidad con que se tomaban sus funciones, etc.
Sobre ese experimento educativo cívico alguna vez leí una crítica (algo sobre que los niños eran utilizados por el ingenio para promover su imagen o alguna tontería por el estilo) y me pareció totalmente injusta. Sigo pensando que lo que hacen en esa escuela es ejemplar y digno de admiración.
Volviendo al tema de las cámaras. Una y otra vez he tenido ocasión de reafirmar esa idea de que el mundo no se ve mejor detrás del lente y que perseguir irracionalmente la captura del momento con la cámara, además de ineficaz, puede resultar irrespetuoso, molesto o por lo menos de mala educación.
Una vez nos invitaron al cumpleaños de un amigo de mis hijos – en Guatemala es común que los papás de los niños también asistan a las celebraciones de cumpleaños – y el papá, que también es amigo nuestro, difícilmente cruzó un par de palabras con nosotros, con su familia y con el resto de invitados, la razón: estaba absorto tomando fotos.
Otra vez asistíamos a una serie de conferencias interesantísimas de renombrados físicos guatemaltecos (Fernando Quevedo y Julio Gallegos, entre otros) y un jovencito fotógrafo, al parecer encargado por la misma universidad chapina donde se presentaban los científicos, no cesaba de tomar fotos con una cámara de fuerte flash. Cada foto nos distraía más y más, al punto que poner atención a la conferencia se volvió complicado. Estuve a punto de salirme de mis casillas.
También tengo presentes casos similares con cámaras de video. Se las cuento en la segunda parte.
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