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Educación gratuita en línea

El profesor Scott Klemmer anuncia el curso gratuito en línea sobre Interacción Humano-Computador.

El jueves recién pasado, 24 de Mayo de 2012, recibí un mensaje muy agradable, daría inicio el curso virtual de Interacción Humano-Computador impartido por el profesor Scott Klemmer miembro del Stanford HCI Group, empezando el lunes 28 de Mayo de 2012, el día de publicación de esta entrada. Por supuesto me matriculé. El curso es gratuito.

La educación superior gratuita en línea está cobrando auge en todo el mundo. También la educación técnica gratuita. Una parte de la explicación de este fenómeno la da Ruti Polachek en su excelente artículo “¿Está Bajo el Índice de Empleo? ¿Y qué tal si le Enseñamos Ciencias de Computación a las Masas?” (“Employment Down? Why Not Teach Computer Science to the Masses?”). Su lógica es sencilla: “En la raíz de todo está la educación. Si se le enseña a programar a un millón de personas el desempleo se reducirá” y aún más: “No hay que enseñarle a un millón de personas a programar, mejor aún es enseñarle a programar a un millón de profesores – y podríamos estar levantando una generación entera de avances tecnológicos”. Hace sentido.

En el caso del curso de HCI (Human Computer Interaction) en el que me matriculé, el soporte tecnológico viene provisto por Coursera, una empresa que está promoviendo cursos en línea para diversas universidades, incluyendo Princeton, Stanford, California, Berkeley, Michigan-Ann Arbor y Pensilvania. Pero no es la única, está también Udacity, que recientemente hizo historia al ofrecer un curso en línea de introducción a la inteligencia artificial en el que se inscribieron más de 160,000 participantes. MITx empezó ofreciendo los cursos del MIT y recientemente se le unió Harvard en la iniciativa edX. Carnegie Mellon tomó la delantera hace algunos años con OLI.

Y la lista continúa con emprendimientos fuera del ámbito universitario como la muy exitosa Khan Academy y otras. (Lamento no tener a mano más enlaces de iniciativas similares en Español y en Latinoamérica, pero investigaré para incluirlas).

Bueno, de momento solo me queda desear encontrarme con alguno de los amables lectores de este blog como compañero de clase en las aulas virtuales. Pero si deciden no matricularse, trataré de ir contando algo de la experiencia en mi blog personal en Tumblr.

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Limbo Legal a 2.4 Ghz

Un módem y un punto de acceso para proporcionar Internet Inalámbrico

Un módem y un punto de acceso para permitir conexiones inalámbricas a Internet

Es difícil imaginar que un acto tan familiar en nuestra era como es conectarse a Internet pueda estar reñido con la ley. Sin embargo, de la forma en que muchísimos guatemaltecos lo hacemos actualmente, esto es, instalando un enrutador o punto de acceso inalámbrico, que utiliza la frecuencia 2.4GHz según el estándar IEEE 802.11 (b, g, ó n), sin obtener ningún permiso o concesión, podríamos estar sujetos a una multa por parte de la Superintendencia de Telecomunicaciones – SIT – pues la Ley General de Telecomunicaciones – LGT – la faculta para imponerla por “utilizar las bandas de frecuencia reguladas o reservadas sin la obtención previa del derecho de usufructo o derecho de uso, respectivamente” (artículo 81, numeral 2, inciso c de la LGT) “sin perjuicio de deducir las responsabilidades penales y civiles que correspondan” (artículo 81, párrafo final) por lo que además de la multa podrían imponerse otras sanciones.

En muchos países del mundo, especialmente en los desarrollados, la situación es distinta. La frecuencia 2.4GHz está comprendida entre las denominadas bandas ISM – Industrial, Scientific and Medical – destinadas a usos en aparatos industriales, científicos y médicos cuyas emisiones son de alta potencia pero no con fines relacionados a telecomunicaciones. Los hornos de microondas y otros procesos de calentamiento mediante radiofrecuencias operan en ellas y generan interferencia para la transmisión de información si se intenta en estas frecuencias y por lo mismo no se otorgan licencias para telecomunicaciones en esos rangos. Pero precisamente por ello son frecuencias “sin licenciamiento” que pueden utilizarse libremente siempre que se tenga presente que habrá interferencia.

Multitud de fabricantes de teléfonos inalámbricos, controles remotos, teclados y otros dispositivos de entrada, especialmente usando Bluetooth, aprovechan la frecuencia para transmisiones de corto alcance y baja potencia, sorteando el problema de la interferencia con protocolos y técnicas como Frequency-Hopping Spread Spectrum o FHSS (Espectro Ensanchado por Saltos de Frequencia) de forma que lo más probable es que la mayoría de guatemaltecos la usemos aunque no tengamos conexiones inalámbricas a Internet.

Los dispositivos WiFi están garantizados por la Wi-Fi Alliance para operar correctamente en el estándar 802.11 de IEEE que fue desarrollado tomando en cuenta las múltiples formas de interferencia que pueden presentarse dados los usos peculiares de la frecuencia en que operan. Así que la disponibilidad de estas bandas sin licencia, lejos de producir un caos en las transmisiones y una lucha destructiva por aumentar la potencia para desplazar a quienes pretendan usarla concurrentemente, ha forzado la adopción de protocolos cooperativos y que maximizan su redimiento aún en presencia de interferencia y transmisiones simultáneas.

Sin embargo, cuando en 1996 se promulgó la primera versión de la LGT, todos estos hechos no fueron tomados en cuenta y la frecuencia 2.4GHz, junto con otras de similares características como 5.7GHz y 900MHz, fueron subastadas y se otorgaron los correspondientes TUFs – Títulos de Usufruto de Frecuencias – a las empresas que hicieron la mejor oferta.

El resultado llano es una especie de limbo legal para quienes utilizan los dispositivos WiFi. Por un lado es claro que es ilegal utilizar la frecuencia, pero por otro es muy poco probable causar interferencia en los equipos de los usufructuarios legítimos y por lo mismo es improbable una intervención de la SIT. La gran cantidad de personas que se conectan también dificultaría una eventual persecución.

Esta situación no es saludable para nadie. El usufructuario tiene un título que no le garantiza exclusividad y solo en casos excepcionales puede hacerlo valer para evitar interferencias serias, sin mencionar el hecho de que trabaja en una banda que es bien conocida y por la que pueden intentarse ataques con cierta facilidad. El ente regulador, la SIT, colocó a Guatemala en una situación de desventaja y retraso respecto a otros países, es actualmente incapaz de proporcionar un entorno de certeza legal para miles de usuarios de equipos Wi-Fi a quienes no puede ni prohibirles su uso ni permitírselos tajantemente y no tiene un plan de acción claro para solucionar la situación. Los usuarios, la mayoría de ellos sin ningún conocimiento del entuerto legal en el que operan, orillados a una situación de ilegalidad indeseable y absurda, pueden trabajar sin problemas mientras no intenten algo de mayor trascendencia como ofrecer servicios públicos de conexión basados en tecnología inalámbrica porque si lo hicieran los niveles de potencia que requerirían los pondrían en peligro de producir alguna interferencia o llamar la atención de la SIT.

Las soluciones al problema requieren la recuperación de las frecuencias por parte de la SIT, con el respectivo resarcimiento a sus actuales usufructuarios que ni siquiera se verían obligados a dejar de emplearla, y su posterior colocación en un estatus que le permita a cualquier guatemalteco utilizarla con plena confianza. Los inconvenientes de interferencia e intromisiones en las transmisiones se pueden solucionar sin intervención de la SIT, como la situación actual lo demuestra.

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Scratch y Alice en Villa de los Niños

Hace algunos meses un buen amigo escribió en un foro virtual pidiendo apoyo para un colegio que funciona en la ciudad de Guatemala. Lo que necesitaban era implementar programas educativos especializados en tecnología ya que disponen de excelentes instalaciones y equipos, lo mismo que maestros muy motivados y capaces, pero buscaban algo innovador.

Bastó cruzar unos cuantos mensajes de correo electrónico para empezar a planificar un proyecto educativo que involucrará los lenguajes de programación Scratch (ver también Scratch en Ingeniería Simple) y Alice (ver también Alice en Ingeniería Simple) unas cuantas visitas más al colegio y el proyecto se puso en marcha primero capacitando a docentes en el uso de Scratch y Alice tanto para programar animaciones como para impartir clases con ellos. Es necesario que los profesores tengan cierta fluidez en el uso de los lenguajes de otra forma su ejercicio docente puede ser menos efectivo.

Existe abundante material ya preparado para enseñar Scratch, de hecho el MIT ha puesto en línea un sitio completo dedicado a apoyar a los docentes y que contiene también recursos en Español. Otras iniciativas en Español incluyen:

En el caso de Alice los recursos no son tan abundante con una excepción sobresaliente: el sitio y material desarrollados por el Grupo de Modelado y Realidad Virtual – GMRV – de la Universidad Rey Juan Carlos de España. El GMRV se dio a la tarea de construir una versión en español de Alice a la que han nombrado Rebeca y que está disponible para descarga tanto en ambientes Windows como MacOS.

Armados con todo este cúmulo de materiales como referencia y la perspectiva de empezar clases en el siguiente ciclo lectivo, estamos planificando la forma en que se utilizará Scratch y Alice para enseñar animación por computadora – y no estrictamente programación de computadoras – a chicos de entre 14 y 17 años. Las sesiones con los docentes han sido muy enriquecederas.

El colegio es Villa de los Niños, está ubicado en la zona 6 de la ciudad de Guatemala y forma parte de una red de instituciones educativas a cargo de la congregación religiosa Hermanas de María. Aunque no cuenta con una página Web como tal es posible encontrar algunas refencias noticiosas, de información general y blogs.

Se trata de un proyecto que nos llena de entusiasmo y del que esperamos poderlos mantener informados.

Presione la banderita verde para ver la animación desde el principio.

Una animación hecha con Scratch.
Debe tener un navegador que soporte Java.

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El departamento de Ingeniería Simple

Descubrí el sitio de TED (www.ted.com) y su excelente contenido de videos hasta hace poco, unos meses apenas. Se trata de una impresionante colección de charlas cortas, de menos de 18 minutos la mayoría, sobre temas variados, planteados de forma accesible y dictadas por personas exitosas de todos los ámbitos: deportivo, científico, social, empresarial, académico, cultural, industrial, educativo, etc.

Las charlas están organizadas por categorías lo cual facilita localizar los temas que a uno le puedan interesar. La categoría de ingeniería cuenta con 21 charlas al momento de escribir esta entrada, entre ellas una particularmente divertida y llena de sentido común, con una llamada a la acción, de Rory Sutherland: “Sweat the small stuff” título que hace referencia al dicho común norteamericano “don’t sweat the small stuff” (“no sudes por las cosas pequeñas”) para decir que no hay que preocuparse demasiado por las cosas pequeñas, lo que Sutherland rebate diciendo que precisamente hay que tratar de encontrar esas cosas pequeñas que tienen un gran impacto, a las que nadie le pone atención bajo el supuesto equivocado de que para que se obtengan beneficios grandes se debe gastar una cantidad enorme de dinero.

Los cuadrantes propuestos por Rory Sutherland

Los cuadrantes propuestos por Rory Sutherland, el de abajo a la derecha todavía no tiene nombre

En una gráfica donde el eje “x” representa el efecto de las cosas y el “y” el costo de ellas, Sutherland explica los cuatro cuadrantes resultantes. Arriba a la derecha están las cosas con grandes efectos y que cuestan mucho dinero, a las que llama “estrategia” y que son las que se supone que hacen los directivos y gerentes que ganan más dinero y tienen más presupuesto.

A la izquierda arriba están las cosas de poco impacto pero que cuestan mucho dinero, que arrancan risas de la concurrencia cuando Sutherland las llama “consultoría”. Lo “trivial” cae en el cuadrante de abajo a la izquierda pues no cuesta nada pero no tiene ningún efecto.

Abajo a la derecha están las cosas con muchísimo impacto pero sin costo, de las que usualmente nadie se ocupa porque erróneamente se piensa que hay que ocuparse de situaciones que requieran soluciones acorde al salario percibido y presupuesto disponible, de forma que si solucionar un problema no consume una cantidad significativa del presupuesto asignado entonces eso es un signo de que a eso no hay que ponerle atención.

Cosas como poner más sillas en los centros de atención al público, actualizar las noticias en el sitio Web de la organización, poner un rótulo adecuado que oriente a quienes visitan por primera vez una oficina, establecer un mecanismo sencillo, claro y conocido para obtener un nuevo bolígrafo, etc., etc.

Este cuadrante es tan poco atendido que Sutherland indica que no existe una palabra adecuada para referirse a él en inglés. Entre los comentarios de la charla se sugiere que “elegancia” podría ser lo más indicado o “simplicidad”. Las empresas deberían tener a alguien con mucho poder pero bajo presupuesto encargado de atender esas cuestiones, alguien a quien Sutherland llama el “director jefe de detalle”.

Una de las razones por las que me encanta esta charla es porque creo que el nombre correcto del cuadrante podría ser “ingeniería simple” y el encargado empresarial de este aspecto debería ser el “gerente de ingeniería simple”, aunque claro, lo del nombre es lo de menos, lo importante sería atender la idea.

La charla dura solo 12 minutos y 37 segundos, tiene subtítulos en español y en otros idiomas incluyendo inglés y definitivamente vale la pena verla.

Rory Sutherland: Sweat the small stuff. La charla dura 12 minutos y 37 segundo y vale la pena verla.

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¿Se ve mejor el mundo detrás de una lente? (II de II)

Es fácil tomar fotos pero no capturar momentos

Es fácil tomar fotos pero no capturar momentos

Asistíamos a la inauguración de una obra pública y el funcionario encargado se dispuso a dar su discurso en el improvisado salón. Entonces, un camarógrafo elegantemente vestido se colocó justo enfrente del orador, exactamente entre él y los asistentes al acto. Durante todo el evento no se movió. Siguió parado obteniendo una excelente toma de primer plano que seguramente está no tan bien almacenada como el recuerdo de su mal educada actitud de ese día. Era como si nos estuviera diciendo: no importan ustedes, lo importante es que yo tenga una buena toma que después se pueda usar para publicitar las obras del gobierno, ustedes vean mi espalda.

La primera regla de todo camarógrafo debería ser: nunca convertirse en el centro de atención. En cuanto el fotógrafo o el camarógrafo en un evento empiezan a llamar la atención por su forma de filmar o fotografiar entonces algo está mal. La mejor cámara es aquella que pasa inadvertida, que no distrae de lo importante que está ocurriendo y que permite ponerle atención a los verdaderos protagonistas.

Volvamos al punto inicial. Esto de tomar fotos en algunas personas es tan obsesivo que parece que en realidad no ven nada del evento directamente porque siempre tienen enfrente la cámara. Obstruyendo entre ellos y las personas hay un aparato que impide mirar a los ojos directamente, que evita dedicar la sonrisa a alguien (se sonríe “a la cámara”) y que aísla al dedicado fotógrafo de la convivencia social.

Es muy bonito ver fotos viejas, sobre todo por los recuerdos que evocan, pero para evocar recuerdos bastan unas pocas fotos y ni siquiera tienen que ser excelentes fotos, es suficiente con que nos hagan volver a ese lugar y tiempo maravillosos en que se tomaron.

Por supuesto que existen las buenas fotos y también las excepcionales. En la sala de nuestra casa tenemos una ampliación – lo más grande que pudimos – de una foto de nuestros hijos que a mi me parece mágica cada vez que la veo. Y como sucede a menudo en estos casos, la foto se tomó casi sin proponérselo, pero al verla después descubrimos que era grandiosa para nosotros porque a mucha gente puede no pasar de parecerle una foto más de niños sonrientes.

Claro que quisiera tener más fotos como esa, pero no me preocupa demasiado. Ya se que preocuparse mucho por eso es camino seguro para obsesionarse con la fotografía y empezar a perderse momentos de vida por buscar buenas fotos.

Buscando la foto podemos perdernos el momento

Buscando la foto podemos perdernos el momento

Algo más me reafirmó esta creencia. Vi a Juan Pablo II varias veces en sus visitas a Guatemala y en 1993 en Denver Colorado por la Jornada Mundial de la Juventud. Al igual que la de muchos hombres y mujeres de corazón grande y alma límpida, la mirada del papa polaco era de tal intensidad que uno sentía que iba dirigida sólo a uno, aunque estuviera entre miles de personas.

Pero una vez, viendo una página de noticias, me topé con una foto impresionante. Estaba el papa en primer plano y detrás de él una multitud muy cerca, todos – o casi todos – viendo hacia la pequeña pantalla de una cámara. Eso me hizo hacerme esta pregunta por primera vez ¿es que acaso se ve mejor el mundo detrás de una cámara?

Otro punto importante es que por mucho que ahora sea tan fácil tomar fotos y videos y luego compartirlos, los recuerdos no dejan de ser personales y esos no se pueden compartir tan fácilmente.

Por eso a veces es también chocante ver (o ser obligado a ver) las fotos personales o familiares de alguien más. Como no podemos empatizar tanto con los dueños de las fotos como para comprender exactamente qué sienten ellos al ver esas imágenes, esa exposición puede resultar aburrida o hasta algo ridícula.

En resumen, el mundo definitivamente se ve mejor cuando se ve y se disfruta directamente, sin cámaras de por medio, la foto es para el recuerdo, pero no es el recuerdo.

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¿Se ve mejor el mundo detrás de una lente? (I de II)

Puede ser mejor disfrutar el momento que insistir en capturarlo con una cámara

Puede ser mejor y más educado disfrutar el momento que insistir en capturarlo con una cámara

Durante un tiempo me aficioné a tomar fotos y todavía tengo guardadas miles en el disco duro de mi computadora más otras que están en nuestros álbumes familiares. Testimonio de ese tiempo son mis dos cuentas en Flickr y otra más en Panoramio (así como una entrada en este blog).

También tomé bastantes videos que después digitalicé ya que sólo dispongo de cámara de video que graba en cinta de 8mm, y coloqué algunos en YouTube.

Pero varios hechos concretos me hicieron preguntarme qué sentido tenía llevar esa afición al extremo.

Uno de ellos fue una hermosísima presentación de baile tradicional que nos ofrecieron en la Universidad de las Américas en Puebla, México, con ocasión de la clausura del congreso LA-Web 2006. Tomé algunas fotos y luego me di cuenta de que por estar tratando de sacar una buena foto me estaba perdiendo de vivir el momento y disfrutar el espectáculo. No tenía sentido. Guardé la cámara.

Niño presidente y funcionarios escolares

El elocuente niño presidente y algunos funcionarios escolares


En otra ocasión, habíamos recibido una invitación del Ingenio Pantaleón – el ingenio azucarero más grande de Guatemala y probablemente de Centroamérica – para pasar un día en sus instalaciones. El tema era “un día con la academia” o algo similar, y asistíamos académicos de varias universidades.

Tomé algunas fotos de las instalaciones y del grupo. Ya casi al final de la visita, estábamos en un salón de conferencias y de repente entró un nutrido grupo de niños con sus uniformes escolares y una alegría y seguridad en el rostro que nos llenó a todos de emoción. Los flashes de las cámaras no se hicieron esperar. Entonces me di cuenta de algo más en relación a las cámaras: aunque pueden guardar una imagen no son capaces de capturar el momento y por ello es inútil querer utilizarlas para esto último. El momento hay que vivirlo, y entre más intenso se viva mejor quedará grabado en nuestra memoria.

De aquel momento particular recuerdo la excelente habilidad comunicativa de los niños, su chispa intelectual, su sentido cívico, político y democrático – se trataba del presidente y diversos funcionarios de los órganos de gobierno organizados y electos por los estudiantes de la escuela primaria que patrocina el ingenio – la seriedad y responsabilidad con que se tomaban sus funciones, etc.

Sobre ese experimento educativo cívico alguna vez leí una crítica (algo sobre que los niños eran utilizados por el ingenio para promover su imagen o alguna tontería por el estilo) y me pareció totalmente injusta. Sigo pensando que lo que hacen en esa escuela es ejemplar y digno de admiración.

Volviendo al tema de las cámaras. Una y otra vez he tenido ocasión de reafirmar esa idea de que el mundo no se ve mejor detrás del lente y que perseguir irracionalmente la captura del momento con la cámara, además de ineficaz, puede resultar irrespetuoso, molesto o por lo menos de mala educación.

Una vez nos invitaron al cumpleaños de un amigo de mis hijos – en Guatemala es común que los papás de los niños también asistan a las celebraciones de cumpleaños – y el papá, que también es amigo nuestro, difícilmente cruzó un par de palabras con nosotros, con su familia y con el resto de invitados, la razón: estaba absorto tomando fotos.

Otra vez asistíamos a una serie de conferencias interesantísimas de renombrados físicos guatemaltecos (Fernando Quevedo y Julio Gallegos, entre otros) y un jovencito fotógrafo, al parecer encargado por la misma universidad chapina donde se presentaban los científicos, no cesaba de tomar fotos con una cámara de fuerte flash. Cada foto nos distraía más y más, al punto que poner atención a la conferencia se volvió complicado. Estuve a punto de salirme de mis casillas.

También tengo presentes casos similares con cámaras de video. Se las cuento en la segunda parte.

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