Archive for January, 2010

¿Se ve mejor el mundo detrás de una lente? (II de II)

Es fácil tomar fotos pero no capturar momentos

Es fácil tomar fotos pero no capturar momentos

Asistíamos a la inauguración de una obra pública y el funcionario encargado se dispuso a dar su discurso en el improvisado salón. Entonces, un camarógrafo elegantemente vestido se colocó justo enfrente del orador, exactamente entre él y los asistentes al acto. Durante todo el evento no se movió. Siguió parado obteniendo una excelente toma de primer plano que seguramente está no tan bien almacenada como el recuerdo de su mal educada actitud de ese día. Era como si nos estuviera diciendo: no importan ustedes, lo importante es que yo tenga una buena toma que después se pueda usar para publicitar las obras del gobierno, ustedes vean mi espalda.

La primera regla de todo camarógrafo debería ser: nunca convertirse en el centro de atención. En cuanto el fotógrafo o el camarógrafo en un evento empiezan a llamar la atención por su forma de filmar o fotografiar entonces algo está mal. La mejor cámara es aquella que pasa inadvertida, que no distrae de lo importante que está ocurriendo y que permite ponerle atención a los verdaderos protagonistas.

Volvamos al punto inicial. Esto de tomar fotos en algunas personas es tan obsesivo que parece que en realidad no ven nada del evento directamente porque siempre tienen enfrente la cámara. Obstruyendo entre ellos y las personas hay un aparato que impide mirar a los ojos directamente, que evita dedicar la sonrisa a alguien (se sonríe “a la cámara”) y que aísla al dedicado fotógrafo de la convivencia social.

Es muy bonito ver fotos viejas, sobre todo por los recuerdos que evocan, pero para evocar recuerdos bastan unas pocas fotos y ni siquiera tienen que ser excelentes fotos, es suficiente con que nos hagan volver a ese lugar y tiempo maravillosos en que se tomaron.

Por supuesto que existen las buenas fotos y también las excepcionales. En la sala de nuestra casa tenemos una ampliación – lo más grande que pudimos – de una foto de nuestros hijos que a mi me parece mágica cada vez que la veo. Y como sucede a menudo en estos casos, la foto se tomó casi sin proponérselo, pero al verla después descubrimos que era grandiosa para nosotros porque a mucha gente puede no pasar de parecerle una foto más de niños sonrientes.

Claro que quisiera tener más fotos como esa, pero no me preocupa demasiado. Ya se que preocuparse mucho por eso es camino seguro para obsesionarse con la fotografía y empezar a perderse momentos de vida por buscar buenas fotos.

Buscando la foto podemos perdernos el momento

Buscando la foto podemos perdernos el momento

Algo más me reafirmó esta creencia. Vi a Juan Pablo II varias veces en sus visitas a Guatemala y en 1993 en Denver Colorado por la Jornada Mundial de la Juventud. Al igual que la de muchos hombres y mujeres de corazón grande y alma límpida, la mirada del papa polaco era de tal intensidad que uno sentía que iba dirigida sólo a uno, aunque estuviera entre miles de personas.

Pero una vez, viendo una página de noticias, me topé con una foto impresionante. Estaba el papa en primer plano y detrás de él una multitud muy cerca, todos – o casi todos – viendo hacia la pequeña pantalla de una cámara. Eso me hizo hacerme esta pregunta por primera vez ¿es que acaso se ve mejor el mundo detrás de una cámara?

Otro punto importante es que por mucho que ahora sea tan fácil tomar fotos y videos y luego compartirlos, los recuerdos no dejan de ser personales y esos no se pueden compartir tan fácilmente.

Por eso a veces es también chocante ver (o ser obligado a ver) las fotos personales o familiares de alguien más. Como no podemos empatizar tanto con los dueños de las fotos como para comprender exactamente qué sienten ellos al ver esas imágenes, esa exposición puede resultar aburrida o hasta algo ridícula.

En resumen, el mundo definitivamente se ve mejor cuando se ve y se disfruta directamente, sin cámaras de por medio, la foto es para el recuerdo, pero no es el recuerdo.

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¿Se ve mejor el mundo detrás de una lente? (I de II)

Puede ser mejor disfrutar el momento que insistir en capturarlo con una cámara

Puede ser mejor y más educado disfrutar el momento que insistir en capturarlo con una cámara

Durante un tiempo me aficioné a tomar fotos y todavía tengo guardadas miles en el disco duro de mi computadora más otras que están en nuestros álbumes familiares. Testimonio de ese tiempo son mis dos cuentas en Flickr y otra más en Panoramio (así como una entrada en este blog).

También tomé bastantes videos que después digitalicé ya que sólo dispongo de cámara de video que graba en cinta de 8mm, y coloqué algunos en YouTube.

Pero varios hechos concretos me hicieron preguntarme qué sentido tenía llevar esa afición al extremo.

Uno de ellos fue una hermosísima presentación de baile tradicional que nos ofrecieron en la Universidad de las Américas en Puebla, México, con ocasión de la clausura del congreso LA-Web 2006. Tomé algunas fotos y luego me di cuenta de que por estar tratando de sacar una buena foto me estaba perdiendo de vivir el momento y disfrutar el espectáculo. No tenía sentido. Guardé la cámara.

Niño presidente y funcionarios escolares

El elocuente niño presidente y algunos funcionarios escolares


En otra ocasión, habíamos recibido una invitación del Ingenio Pantaleón – el ingenio azucarero más grande de Guatemala y probablemente de Centroamérica – para pasar un día en sus instalaciones. El tema era “un día con la academia” o algo similar, y asistíamos académicos de varias universidades.

Tomé algunas fotos de las instalaciones y del grupo. Ya casi al final de la visita, estábamos en un salón de conferencias y de repente entró un nutrido grupo de niños con sus uniformes escolares y una alegría y seguridad en el rostro que nos llenó a todos de emoción. Los flashes de las cámaras no se hicieron esperar. Entonces me di cuenta de algo más en relación a las cámaras: aunque pueden guardar una imagen no son capaces de capturar el momento y por ello es inútil querer utilizarlas para esto último. El momento hay que vivirlo, y entre más intenso se viva mejor quedará grabado en nuestra memoria.

De aquel momento particular recuerdo la excelente habilidad comunicativa de los niños, su chispa intelectual, su sentido cívico, político y democrático – se trataba del presidente y diversos funcionarios de los órganos de gobierno organizados y electos por los estudiantes de la escuela primaria que patrocina el ingenio – la seriedad y responsabilidad con que se tomaban sus funciones, etc.

Sobre ese experimento educativo cívico alguna vez leí una crítica (algo sobre que los niños eran utilizados por el ingenio para promover su imagen o alguna tontería por el estilo) y me pareció totalmente injusta. Sigo pensando que lo que hacen en esa escuela es ejemplar y digno de admiración.

Volviendo al tema de las cámaras. Una y otra vez he tenido ocasión de reafirmar esa idea de que el mundo no se ve mejor detrás del lente y que perseguir irracionalmente la captura del momento con la cámara, además de ineficaz, puede resultar irrespetuoso, molesto o por lo menos de mala educación.

Una vez nos invitaron al cumpleaños de un amigo de mis hijos – en Guatemala es común que los papás de los niños también asistan a las celebraciones de cumpleaños – y el papá, que también es amigo nuestro, difícilmente cruzó un par de palabras con nosotros, con su familia y con el resto de invitados, la razón: estaba absorto tomando fotos.

Otra vez asistíamos a una serie de conferencias interesantísimas de renombrados físicos guatemaltecos (Fernando Quevedo y Julio Gallegos, entre otros) y un jovencito fotógrafo, al parecer encargado por la misma universidad chapina donde se presentaban los científicos, no cesaba de tomar fotos con una cámara de fuerte flash. Cada foto nos distraía más y más, al punto que poner atención a la conferencia se volvió complicado. Estuve a punto de salirme de mis casillas.

También tengo presentes casos similares con cámaras de video. Se las cuento en la segunda parte.

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El chiste del ingeniero, el físico y el matemático

Averiguar el volumen de una vaca

Un granjero desea averiguar el volumen de una vaca

He recibido chistes de ingenieros varias veces por email y seguramente quienes leen esto conocen algunos más (y apuesto que un mayor número sobre abogados, creo que… ¡ellos se lo buscaron!). Pero hubo uno que me enviaron que me gustó mucho porque en mi opinión refleja de forma bastante exacta algo que podríamos llamar el sentido práctico que nos caracteriza.

Un ingeniero, un matemático y un físico llegan de visita a una granja y el granjero les pide que midan el volumen de una de sus vacas.

El ingeniero llena de agua un depósito, mete a la vaca dentro, mide el volumen de agua desplazado y da la respuesta.

El matemático construye un modelo parametrizable en base a la altura del bovino y distancia desde la cabeza a la cola, hace un programa en C++ y lo presenta al granjero como solución general con la que puede averiguar el volumen de todas las vacas que quiera con un error de sólo 5%.

El físico inicia su razonamiento así: “supongamos que la vaca es esférica…”.

Claro, es un chiste, y de ninguna manera se puede asumir que corresponde exactamente a la realidad, pero me parece que refleja muy bien la formación y preparación que cada profesional recibe.

Sumergir la vaca y medir el agua desplazada

El ingeniero sumerge la vaca y mide el volumen de agua desplazado

El ingeniero está constantemente resolviendo problemas concretos y particulares. Por ejemplo, un edificio, una carretera, un sistema informático, una planta de procesamiento, un vehículo o sumergir una vaca en un depósito para medir su volumen, son soluciones concretas a problemas particulares, ninguno soluciona de forma general el problema habitacional, de transporte, de proceso de información, de producción, etc. Físicos y matemáticos, por el contrario, buscan soluciones generales aplicables a todos los casos, probablemente con métodos y herramientas diferentes, pero similares en cuanto al objetivo.

El matemático da una solución parametrizable

La solución parametrizable del matemático resuelve el problema general

Un físico o un matemático podrían construir un edificio, lo mismo que un ingeniero podría desarrollar una teoría que funcionara como solución general a un tipo de problemas, pero no es lo usual ya que no es lo que corresponde a su preparación.

Supongamos que la vaca es esférica

El físico inicia su razonamiento diciendo: supongamos que la vaca es esférica...

En conclusión, este chiste, como muchísimos más nacidos del ingenio y chispa humanos, contiene una percepción bastante acertada acerca de ingenieros, físicos y matemáticos.

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